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¿Qué no hacer cuando estás empezando a emprender?

Por: Oscar Durán, mentor de emprendimientos digitales, consultor en diseño de modelos de negocio. Fiel hincha del Atlético Bucaramanga.


A lo largo de mi carrera profesional he tenido la oportunidad de desempeñarme en varios tipos de compañías, en diversos sectores, desde grandes corporaciones hasta start up’s, pero ninguna de estas experiencias ha sido hasta ahora tan apasionante y retadora como ser emprendedor (o intentar serlo).


Hace algunos años decidí meterme en la aventura de emprender un e-commerce. Cuando le comenté la idea a amigos y a familiares todos tuvieron una buena percepción del proyecto.  Sucedió algo que es bastante común en estos casos: Todos tenían una “fórmula mágica”, todos tenían historias maravillosas de éxito, pero pocos me dijeron qué era lo que no debía hacer, pocos hablaron de sus errores.


En nuestra cultura es particularmente difícil ser cercanos a la retroalimentación, nos cuesta aceptar que de los fracasos y errores se puede aprender y ¡mucho! Así que decidí escribir este artículo desde mis errores al emprender y desde lo que he visto durante los últimos años ayudando a emprendedores digitales con sus ideas y negocios.


Si me preguntan qué no hacer cuando se empieza a emprender… Mi respuesta está en los siguientes cuatro puntos:


1. Escucharse únicamente a sí mismo


Una de las características que con el tiempo he ido descubriendo en la mayoría de los emprendedores es su terquedad, esa misma que los lleva obstinadamente a lograr cosas grandiosas, o en su defecto a fracasos rotundos. Escucharse a sí mismo y seguir el instinto como fundadores es importante, pero lo es más aprender a escuchar, buscar incansablemente diferentes puntos de vista que reten o validen las hipótesis y que nos obliguen a construir una mejor versión.


Hace poco durante una sesión de mentoría con una start up fintech de gran futuro en Colombia, le preguntaba a uno de sus fundadores, cuál creía que era la principal razón por la cual estaban creciendo sostenidamente, y lejos de obtener una respuesta típica del estilo “nuestro producto es superior” o “somos diferentes a todos”… Su respuesta fue: “Hemos escuchado a los mejores”.


Pensar que uno siempre tiene la respuesta correcta es un juego peligroso, hay que preguntar,  escuchar, leer, investigar, viajar, ver lo que está pasando en el mercado, en el mundo…Vivir lo que vivirían nuestros clientes.


2. Trabajar solo… sin equipo


Tres años duró mi primera aventura emprendiendo, y como todo emprendedor al principio uno siente que puede contra todos y contra todo, pero la energía se va acabando y las ideas se van desgastando.  


Hoy puedo decir que no hay nada más valioso que el equipo… Siempre habrá alguien dispuesto a jugársela contigo por una buena idea o un buen proyecto así que es importante sacarse la excusa del poco presupuesto.


Como mentor y consultor he conocido emprendimientos con propuestas de valor realmente diferenciales, emprendedores apasionados y con grandes capacidades, pero sin equipo no han escalado lo que hubieran podido. Recuerdo una oportunidad que tuve con un empresario asiático para comercializar un producto que en su época parecía “innovador” cuando aún estaba empezando, su primera pregunta fue: “Déjame conocer a las personas que trabajan contigo, ¿Quién maneja el website? ¿Quién hace marketing? ¿Y la logística? ....” , hasta hoy hemos hablado varias veces pero nunca cerramos un negocio.


Seguramente, solo, hice mucho y muy rápido durante esos tres años, pero cuando empecé a vincular personas al proyecto fuimos más sólidos e hicimos mejores cosas. Y no se trata únicamente de agilidad - que evidentemente es importante en los negocios hoy en día – se trata de construcción… De co-creación. Tener un equipo te da la posibilidad de tener versiones del producto o servicio con muchos puntos de vista, mezclar experiencias y conocimientos diversos en pro de hacerlo mejor para el cliente.


3. Hacer un plan de negocio… como los de la universidad


¡Sí! Yo también hice el archivo de excel de miles de filas y columnas donde tenía todo planeado, escenarios optimistas y pesimistas, proyecciones, valoraciones… Había hecho investigación de mercados, encuestas, contratado consultores, tenía el documento que las escuelas de negocios calificarían con un 10 ¡Iba a hacerme millonario!


10 meses después la tasa de cambio había subido a un nivel tal que seguir importando productos para la tienda online era casi imposible y ninguna de las fuentes que había consultado preveía una subida tal, los inventarios no rotaban y uno de nuestros productos estrella estaba teniendo dificultades porque a los señores de Apple y Samsung se les había ocurrido lanzar una funcionalidad similar en sus teléfonos y además ¡Gratis!


En conclusión, hay cosas que Excel no puede medir ni prever, pero que un modelo de negocio construido sobre la base de una propuesta de valor validada con usuarios y clientes, con un buen entendimiento del dolor que resolvemos sí puede manejar o por lo menos mitigar impactos.


Validar el modelo de negocio, entender los segmentos objetivo y sobre todo aprender de la realidad es en el mundo de hoy incluso más valioso que los documentos tradicionales de un plan de negocio, construir sobre el conocimiento obtenido en experimentos y pilotos permite crecer rápidamente con un entendimiento claro del negocio y del usuario, después vendrá el momento de ser formales y hacer el plan. Arrancar es sinónimo de ejecutar… Planear está bien, pero sin ejecución no hay negocio.


4. Enamorarse locamente de un producto… sin validar ni iterar


Normal, todos hemos creído en nuestro producto o servicio, y eso no está mal.  Lo que está mal es pensar que porque nos gusta y es nuestro, las personas lo van a comprar o lo van a usar.  


El éxito de los productos o servicios más reconocidos en la actualidad se ha basado en el constante proceso de iteración y de validación que han tenido con sus usuarios y clientes, que les ha permitido encontrar soluciones a los problemas y construir productos que resuelven dolores reales a las personas. Algo que Eric Ries en su libro “The Start up Way” llama el aprendizaje validado, la capacidad que tenemos de aprender de la experiencia para optimizar y mejorar.


Emprender es un proceso imperfecto pero apasionante, piensen en grande, comiencen pequeño y escalen rápidamente experimentando, aprendan a amar el error porque es ahí donde se aprende y se construyen productos y servicios memorables que solucionan dolores reales en las personas… Disfruten el camino.

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