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¿Qué es la agilidad?

Por Luis Mulato, Coach y entrenador de AgileSpin


La agilidad, el agilismo, hacer agilidad, ser ágil, transformación ágil, son las palabras de moda en el mundo de las empresas informáticas y cada vez más fuera de ellas, desde la banca, las aseguradoras y la construcción de autos hasta el lanzamiento de cohetes y por supuesto el marketing.


Pero ¿qué es la agilidad?

Para llegar a un entendimiento común lo vamos a comparar con: ¿Qué es una bicicleta?

● Es un medio de transporte

● Es un conjunto de partes que generan movimiento

● Es un objeto que permite el entretenimiento


Desde diferentes puntos de vista podríamos decir que todas son ciertas. Esto mismo pasa con la agilidad. Es una pregunta con muchas respuestas que vamos conocer por partes a continuación.


Desde su origen podemos arrancar definiendo la agilidad como la declaración que hicieron 16 personas en el 2001 y a lo que llamaron el manifiesto ágil. Que consta de 4 valores y 12 principios.


Desde el lenguaje Agile/ágil es un adjetivo que identifica a una persona, equipo u organización como practicante del manifiesto ágil y de sus principios y valores, a través del uso de alguna metodología ágil (scrum, Xp, Lean/Kanban entre otras).


Este cambio de mentalidad tiene su origen en la insatisfacción general de los clientes en la industria del software desde hace ya varias décadas frente a la fragilidad de los productos. Pues los programadores “no eran capaces de dar estimaciones confiables ni de garantizar la calidad de lo que hacen”, ¡fácil!


En gran medida esto es consecuencia de los métodos que utilizamos, heredados de otras industrias como la fabricación de productos en serie (ej. carros) y la construcción de obras civiles (ej. calles, puentes, casas), donde seguramente sí cumplen con los estimados el 100% de las veces.

Podemos encontrar otras definiciones dependiendo del enfoque. Veamos dos de ellos: el táctico, estratégico, aplicados en tres dimensiones, la del proceso, del producto y del equipo.


Agilidad desde lo táctico  / proceso, equipo / ¿Qué  se hace?  ¿Estamos construyendo el producto correctamente?


Hay quienes ven la agilidad desde las prácticas y podemos definir la agilidad como el uso de prácticas asociadas a alguna metodología ágil.


En esta definición la dimensiones del proceso y del equipo son el centro, así que el foco en las prácticas y técnicas duras y en los procesos livianos y emergentes son el inicio de muchos equipos, operando todo el tiempo en la dirección del proceso.


La otra dimensión táctica son las interacciones entre el equipo, visto como las habilidades blandas, la comunicación, colaboración, capacidad de escucha, empatía, el sentido del logro colectivo. Este punto es el menos visible y donde muchos equipos no logran los resultados esperados al no desarrollar estas competencias.


La trampa de esta definición es que el simple ritual procedimental de una reunión  típica ágil, como por ejemplo: las reuniones diarias en scrum, no transmiten la esencia de lo que hace el equipo ni su postura frente a los impedimentos. Así podemos tener dos equipos haciendo reuniones ágiles, aunque uno de ellos lo hace repitiendo mecánicamente las cosas (táctica procedimental) sin ninguna reflexión o interés genuino por escuchar al otro (táctica de equipo). Aquí no hay agilidad. Se necesita de lo táctico, sí, más en las dos dimensiones, una sola es condición necesaria pero no suficiente.


Agilidad desde lo Estratégico:

/Beneficio, impacto/ Desde lo estratégico la pregunta por resolver es: ¿Si estamos construyendo el producto correcto?


Así la agilidad promueve una forma de pensar crítica frente a lo que hacemos, llevándonos a cuestionar si ¿Lo que hacemos le generará valor a alguien? Preferiblemente al usuario.

En está definición la dimensión del producto es la base.


Aquí buscamos cambiar el enfoque predictivo de los proyectos medibles y planificados, por un enfoque de descubrimiento del producto, el cual se va revelando poco a poco cada vez que presentamos algo de valor al usuario. Sin embargo, una bella estrategia no va a darle el resultado al usuario, necesitamos la excelencia técnica, necesitamos lo táctico.


Agilidad es mentalidad (mindset):

Está definición parte en el principio número 12 del manifiesto:

Inspeccionar y adaptar a intervalos regulares el equipo reflexiona sobre cómo ser más efectivo para ajustar y afinar su comportamiento.


Aquí encontramos una última definición más profunda y difícil de percibir y es que donde florece la agilidad, hay un líder ejerciendo un modelo mental de crecimiento y aprendizaje constante, dejando atrás la mentalidad fija e inflexible. Esta frase lo explica:

“Ninguna empresa puede ir más allá del modelo mental de sus líderes”.


Lo que pone de manifiesto que el principal obstáculo ahora no es solo táctico o estratégico, sino nuestro modelo mental.


En este punto el foco de la agilidad está en que una vez que entiendes los valores y principios tanto en la teoría como en la experimentación directa y en las dimensiones del producto, del proceso y del equipo, ahora te cuestionas y te preguntas ¿Cuáles son las creencias en mi modelo mental que me bloquean y hacen que no obtenga los resultados que quiero?


De ahí que haya surgido la profesión de agile coach, pues la principal misión entre sus múltiples sombreros (entrenador, mentor, facilitator) está en el coaching, que es una forma de ayudar a los líderes y ahora también a los miembros de un equipo a reflexionar sobre sus comportamientos y a trabajar sobre sus modelos mentales.


O como lo definió Alistair Cockburn, uno de los firmantes originales de aquel manifiesto, quien dice:

“Ser ágil es una actitud, no una técnica con límites. Una actitud no tiene límites, así no deberíamos preguntarnos: ¿Puedo usar la agilidad aquí? sería mejor ¿Cómo puedo actuar en una forma ágil aquí? O ¿Qué tan ágiles podemos ser aquí?”


Nos acercamos a la agilidad en cuanto desarrollamos una visión integradora de todas las anteriores, recorriendo el camino desde los diferentes métodos y las prácticas tácticas, con la brújula de lo estratégico para no perder el rumbo y trabajar de forma más profunda el modelo mental, así que cuando te pregunten si ya eres ágil, detecta la trampa en la pregunta.


La agilidad no plantea un estadio final sino una actitud, una forma de recorrer el camino que te puede llevar toda la vida.

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