Por: Catalina Arias Agudelo. Emprendedora y Msc en Ecología Tropical
"El uso inteligente de los recursos y de modelos de negocio que no dependan de la extracción de recursos naturales, son un gran campo sin explotar para la innovación y para un nuevo modelo de crecimiento" (Fondo Económico Mundial)
Luego de la devastadora segunda guerra mundial (1945) las naciones del mundo se unieron con el firme propósito de mantener la paz en el mundo. Además, en distintos encuentros mundiales se ha reconocido y ratificado la necesidad de tener una mejor aproximación en el uso de los recursos que la tierra nos ofrece para vivir.
Por citar algunas de las más famosas están: la Conferencia de Río [1992], la firma del Protocolo de Kioto [1997], la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible [2012], el Acuerdo de París y la COP21 [2016]. A pesar de esto la amenaza del cambio climático sigue siendo crítica para los países, obligando a las personas a lidiar con la inseguridad alimentaria, los impactos de la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el desplazamiento; además de tener que enfrentar las repercusiones sanitarias y económicas de la pandemia de COVID-19.
© Yemail Arquitectura
Los datos actuales del Banco Mundial indican que si no se adoptan medidas urgentes, para 2050 los desechos a nivel mundial crecerán un 70% con respecto a los niveles actuales donde en los países de ingreso alto se recupera más de un tercio de los desechos por medio del reciclaje y de la compostificación, mientras que en los países de ingreso bajo solo se recicla un 4% de los desechos. Entonces, a pesar de ser una prioridad mundial, muy pocos países han logrado reducir realmente sus emisiones y tener unas metas claras para reducir su impacto en el planeta. El Foro Económico Mundial (FEM) estima que “la extracción y el procesamiento de recursos causan por sí solos más del 90% de la pérdida de biodiversidad y del estrés hídrico en el mundo y contribuyen a cerca de la mitad de los efectos del cambio climático mundial. En este sentido, es determinante que entendamos que cada una de las decisiones de consumo que tomamos tienen una repercusión en la estabilidad mundial. A través de la reducción de la dependencia del petróleo, el comercio local. el reciclaje y su transformación a largo plazo puede ser un gran aporte a la resolución de la crisis climática y la pérdida de valiosos hábitats globales. Cuantos más recursos naturales vírgenes usamos, más daño hacemos a nuestro planeta.
Viendo esto como una oportunidad y gracias a que hace seis años, en conjunto con Yemail Arquitectura, logramos la ampliación y adecuación de una vivienda en un barrio tradicional del centro de Bogotá construido en la década del 40, siguiendo los criterios de recuperación, reutilización y perfeccionamiento de los elementos constructivos propios existentes en la casa, estamos emprendiendo un nuevo proyecto constructivo.
Queremos implementar la experiencia conjunta y por mi parte algunas de las estrategias del movimiento 0 waste (Bea Johnson, 2013), que promueve reducir al máximo los residuos y la basura que generamos cotidianamente siguiendo la regla de las 5 erres en el siguiente orden: RECHAZAR lo que no necesitamos, REDUCIR lo que usamos mejorando el consumo de agua y energía, REUTILIZAR cambiando los residuos por alternativas reutilizables y comprar de segunda mano, RECICLAR aquello que no podemos obviar, reducir o reutilizar y ROT que traducido quiere decir COMPOSTAR, DESCOMPONER. Adicionalmente, propender por el uso de materiales producto del Up-Cycling que nos permitan lograr una arquitectura que se adapte a las nuevas necesidades de sostenibilidad combinando la creatividad de las personas actuando desde lo local para tener una influencia global.
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